ABORTO

La guardia del hospital a esa hora de la noche estaba saturada. Los practicantes y residentes hacían lo imposible por evacuarlos a áreas específicas luego de estabilizarlos hemodinamicamente. Esa noche el área de ginecologia era la estrella, no por la cantidad de pacientes, si por la complejidad de los casos. De no ser partos llegados a termino, casi todos eran abortos provocados. Sobre la camilla una mujer se desangraba,sus pies estaban en los estribos que mantenían sus piernas en posición para expulsar el neonato, los gemidos llegaban a la sala de espera, estaba agotada por el dolor y perdida de sangre, que fluía intermitente de su útero a la fuente en el piso. El problema era la sangre, los factores negativos eran difíciles de conseguir, en los bancos de sangre del hospital no tenían, consiguieron en un hospital vecinal, la sangre ya venia en viaje en un recipiente refrigerado, el problema es que llegue a tiempo. Los cirujanos no encontraban el punto de hemorragia, era increible lo que sacaron de esa pequeña cavidad, una aguja de tejer, que había traspasado los intestinos dando salida al contenido de los mismos en la cavidad abdominal, taponando la vagina un rollo de vejetales, como perejil, ruda, paico y otras hierbas, a las que el culto popular otorgaba poderes abortivos. Los medicos sabían que si la sacaban de esta crisis , no superaría la septicemia, infección generalizada. Ese cuerpo falto de defensas y nutrientes desde el vientre que le dio a luz, no estaba preparado para esta batalla. Pasaría a la lista de bajas de la noche, como un numero mas en la hoja de estadística de la salud pública. Parecía mayor de sus quince años, ya le faltaban dientes a esa boca que muy pocas veces habrá reído. En sus manos se veia descascarada, su última vanidad color carmesí.Cuando morían de esta manera ilegal, nadie reclamaba sus cuerpos, por temor, pasaban al crematorio, donde se perdía su rastro para siempre.Esta es la común historia de una vida que no pudo ser.